Miles de personas se congregaron en Tiflis y otras ciudades de Georgia, reclamando elecciones anticipadas tras la polémica decisión del gobierno de aplazar las negociaciones para unirse a la Unión Europea hasta 2028. Las manifestaciones, en su cuarto día consecutivo, fueron dispersadas violentamente con gases lacrimógenos, cañones de agua y balas de goma.
Las autoridades reportaron más de 150 detenidos y decenas de agentes heridos, aunque organizaciones como la Asociación Georgiana de Abogados Jóvenes estimaron cerca de 200 arrestos. Según testigos, la policía persiguió a manifestantes por las calles, utilizando fuerza excesiva en varios casos.
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El primer ministro Irakli Kobajidze rechazó convocar nuevas elecciones, pese a las acusaciones de autoritarismo y las críticas de la presidenta Salome Zurabishvili, quien prometió mantenerse en el cargo hasta que un nuevo Parlamento la remueva. Por su parte, Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, condenó la violencia gubernamental y advirtió sobre posibles repercusiones en las relaciones entre Georgia y la UE.
Decenas de miles de manifestantes ondearon banderas de Georgia y de la UE frente al Parlamento, mostrando su descontento con la política gubernamental. La oposición, liderada por Levan Jabeishvili, denunció agresiones por parte de fuerzas policiales y criticó el distanciamiento del gobierno respecto al ideal europeo.
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La crisis ha provocado declaraciones de protesta por parte de cientos de funcionarios y diplomáticos georgianos, quienes señalaron que la decisión del gobierno viola la Constitución y pone al país en riesgo de aislamiento internacional. La situación sigue escalando, con llamados a mantener la movilización ciudadana.
Fuente: DW.
Imagen: Zurab Tsertsvadze/AP/picture alliance.