El invierno puede ser un desafío para el jardín: las bajas temperaturas ralentizan el crecimiento y debilitan las defensas de muchas plantas.
Sin embargo, con un sencillo ingrediente que seguramente tenés en tu cocina, podés crear un fertilizante casero natural, ecológico y muy efectivo para esta época del año. Se trata de la avena, un alimento rico en nutrientes que ahora también puede usarse como potente aliado verde.
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Este fertilizante ayuda a fortalecer las raíces, nutrir las hojas y repeler plagas comunes como babosas o caracoles, sin necesidad de productos químicos. El secreto está en el contenido de potasio, calcio y fósforo de la avena, que estimula la floración y favorece la resistencia de las plantas durante el invierno. Además, su uso es seguro y económico.
La preparación es sencilla: basta con licuar una taza de avena hasta obtener un polvo fino, mezclarlo con un litro de agua y dejarlo reposar por una hora. Luego se cuela la mezcla, se diluye con una taza adicional de agua y se coloca en un rociador para aplicar directamente sobre las plantas. Lo ideal es hacerlo por la noche, cuando el suelo absorbe mejor los nutrientes.
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Este fertilizante debe usarse de manera regular y renovarse cada dos meses para garantizar su efectividad. Una mezcla vieja puede perder sus propiedades e incluso dañar el crecimiento. Además de nutrir, su aplicación ayuda a mantener alejadas las plagas, protegiendo las plantas de manera natural y sin contaminar el ambiente.
En tiempos donde el cuidado del entorno se vuelve prioritario, este tipo de soluciones caseras ganan terreno. Con un simple gesto y un ingrediente cotidiano, es posible cuidar el jardín de forma sostenible y mantenerlo sano, verde y lleno de vida incluso en los meses más fríos del año.
Fuente: Noticias Argentinas.