Crece la oposición interna en Israel a la prolongada invasión en Gaza. Un movimiento compuesto por reservistas, veteranos del Ejército y jóvenes objetores de conciencia se alza contra la estrategia del primer ministro Benjamin Netanyahu. Aunque aún no alcanza la dimensión de una protesta masiva, ya suma decenas de miles de personas que rechazan una ocupación que, afirman, solo responde a intereses políticos y no a la seguridad nacional.
Según encuestas recientes, el 70% de los israelíes apoya priorizar el regreso de los 55 rehenes que aún mantiene Hamás, incluso si eso significa detener la ofensiva militar. Exmilitares de alto rango, como el piloto retirado Guy Poran, insisten en que continuar la guerra solo pone en peligro la vida de rehenes, soldados y civiles inocentes.
«La guerra es política, no por seguridad», declaró Poran, quien junto a otros 1.200 pilotos firmó una carta abierta en la que exigen el fin del conflicto y el regreso inmediato de los cautivos. La iniciativa ha sido respaldada por reservistas de distintas ramas del Ejército. Aunque no llaman explícitamente a la desobediencia, el ausentismo a los llamados de filas ronda el 40%, según medios locales.
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La fatiga de los reservistas tras casi 20 meses de movilización permanente y la falta de una estrategia clara intensifican el rechazo. Muchos, como el reservista Yuval Ben Ari, aseguran que no volverán a servir bajo el actual Gobierno, al que acusan de haber fracasado el 7 de octubre y de usar la guerra como una herramienta de supervivencia política.
Ben Ari, que sirvió voluntariamente tras los ataques de Hamás y luego fue desplegado en Gaza, afirmó que las acciones militares recientes se centraron en destruir áreas civiles sin objetivos de valor. Su decisión de no regresar al frente ha generado tanto respaldo como insultos en redes sociales. “El Gobierno está abandonando a los rehenes y cometiendo crímenes de guerra”, advirtió.
El movimiento no es uniforme, pero todos comparten una idea central: la guerra ha perdido sentido. Jóvenes objetores, conocidos como refuseniks, cumplen penas de cárcel por negarse al servicio militar. Mientras tanto, figuras con reconocimiento público, como Poran, intentan abrir el debate dentro de una sociedad que, aunque marcada por el trauma del 7 de octubre, empieza a cuestionar la narrativa oficial.
Fuente: France 24.