En un esfuerzo titánico, cientos de voluntarios se unen para recuperar millones de pequeñas bolitas de plástico, conocidas como «pellets», que invaden las playas noroccidentales de España. Estos diminutos objetos, de aproximadamente 5 milímetros de diámetro, se esparcieron en la región de Galicia después de que seis contenedores cayeran al mar desde un barco en ruta entre Algeciras, España, y Róterdam, Países Bajos, el 8 de diciembre.
El propietario de los contenedores, Maersk, indicó que uno de ellos llevaba bolsas de gránulos de plástico, utilizados principalmente para la producción de botellas. En respuesta, los voluntarios, armados con coladores y tamices, intentan limpiar las playas afectadas.
La farmacéutica Adriana Montoto lamenta la falta de acción de las autoridades regionales, señalando que son las organizaciones no gubernamentales las que lideran la limpieza. Organizaciones como Ecologistas en Acción han presentado querellas contra la naviera por delitos ambientales.
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La Fiscalía española ha iniciado una investigación, y la magnitud del impacto ambiental aún se desconoce. Estas microperlas de plástico, conocidas como «lágrimas de sirena», son ingeridas por animales marinos y pueden terminar en la cadena alimentaria humana.
La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, expresó la preocupación del gobierno y llamó a la acción. Mientras tanto, los voluntarios se enfrentan al desafío de limpiar estas pequeñas partículas, recordando la marea negra de 2002 causada por el hundimiento del Prestige. El gobierno gallego ha elevado la alerta de contaminación al nivel 2, solicitando la intervención del Estado central. La emergencia destaca la necesidad de abordar la gestión de residuos y la responsabilidad ambiental en la industria del transporte marítimo.
Fuente: Télam