El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su regreso a la Casa Blanca, anuló la reciente decisión de Joe Biden de retirar a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo. El anuncio fue parte de una serie de órdenes ejecutivas emitidas durante su primer día de mandato.
En La Habana, el presidente Miguel Díaz-Canel calificó la medida como un «acto de arrogancia y desprecio por la verdad». La decisión de Biden había generado expectativas al liberar a 553 presos políticos, incluidos manifestantes del 11-J, pero este giro marca un endurecimiento de las políticas hacia la isla.
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Trump ya había incluido a Cuba en esta lista durante su primer mandato, reforzando las sanciones económicas contra la isla. Esta designación complica las transacciones internacionales y desalienta las inversiones debido a las sanciones adicionales impuestas por el gobierno estadounidense.
Cuba, por su parte, niega la existencia de presos políticos y acusa a los opositores de ser «mercenarios» al servicio de Estados Unidos. La isla enfrenta una grave crisis económica, lo que ha impulsado la emigración masiva hacia territorio estadounidense en los últimos dos años.
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El endurecimiento de las sanciones ocurre en un contexto de crisis humanitaria en Cuba, agravada por el embargo comercial que persiste desde hace más de seis décadas. La medida refleja la fuerte influencia del voto cubanoamericano en la política de Trump, especialmente en Florida.
Fuente: DW.
Imagen: Alan Diaz/AP Photo/picture-alliance.