Los australianos han votado en un referendo en contra de otorgar más derechos a los pueblos originarios y de reconocer su estatus como primeros habitantes de la isla, bloqueando así los planes de cambiar la Constitución vigente desde hace 122 años. La reforma propuesta habría establecido un órgano asesor para abordar las desigualdades sociales y económicas que afectan a las comunidades indígenas. A pesar del respaldo del Gobierno de centro-izquierda, las encuestas apuntaban a una derrota, lo que refleja la falta de interés general en los problemas de las comunidades indígenas.
A pesar de la importancia del referendo, la atención de los medios en los días previos se centró en los acontecimientos en Medio Oriente y el debate político interno. El líder indígena Thomas Mayo expresó su indignación por la campaña en contra, respaldada por el líder de la oposición conservadora, Peter Dutton, y destacó la deshonestidad en la difusión de información errónea. A pesar del resultado, la comunidad indígena australiana promete continuar su lucha por un reconocimiento adecuado en la sociedad.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, buscaba la reconciliación racial y expresó su reconocimiento por la difícil campaña vivida por la minoría aborigen. No obstante, el resultado ha sido un golpe para la comunidad indígena y un reflejo de las profundas divisiones en el país.
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Los pueblos aborígenes, que conforman solo el 3,8% de la población australiana, han experimentado históricamente marcadas desigualdades desde la llegada de los primeros colonos británicos hace más de dos siglos. La campaña en contra de la reforma se enfocó en sembrar temores infundados y desinformación en internet, lo que provocó preocupaciones sobre el papel del órgano asesor en el Parlamento.
Fuente: Télam