La apraxia del habla infantil es un trastorno poco frecuente que afecta la capacidad de los niños para coordinar los movimientos necesarios al hablar. Aunque los músculos del habla no presentan debilidad, el cerebro tiene dificultades para planificar esos movimientos, lo que interfiere en la producción de sonidos, palabras y frases.
Este trastorno se detecta generalmente entre los 18 meses y los 4 años, cuando aparecen señales como retraso en la aparición de las primeras palabras, pronunciación limitada de consonantes y vocales, o errores como confundir palabras similares. Otros síntomas característicos incluyen distorsiones de sonidos, pausas inusuales entre sílabas y dificultad para pasar de un sonido a otro con fluidez.
A diferencia de otros trastornos del habla, como los fonológicos o la disartria, la apraxia del habla infantil requiere abordajes terapéuticos específicos. Por eso, es importante un diagnóstico certero y temprano, que suele realizar un fonoaudiólogo a través de evaluaciones del habla, la coordinación orofacial y la audición, adaptadas a la edad y capacidad del niño.
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El tratamiento más indicado es la terapia intensiva del habla, con sesiones frecuentes y prácticas guiadas por profesionales. Este enfoque ayuda a los niños a ejercitar la correcta producción de sonidos, combinaciones de sílabas y frases, así como a trabajar las vocales y la melodía del habla. Además, se recomienda la participación activa de las familias en la práctica diaria en el hogar.
La detección temprana y el abordaje adecuado mejoran significativamente el pronóstico y la comunicación de los niños, evitando confusiones con otros trastornos y favoreciendo su desarrollo integral.