Con una caída de 3.500 metros y un caudal 2.000 veces mayor que las Cataratas del Niágara, esta colosal formación subacuática es clave para la regulación climática del planeta.
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Las cascadas siempre han fascinado a la humanidad, pero algunas de las más impresionantes están fuera de nuestra vista. Tal es el caso de la Catarata del Estrecho de Dinamarca, una formación submarina que ostenta el título de la más grande del mundo. Ubicada entre Islandia y Groenlandia, esta maravilla natural alcanza una altura de 3.500 metros, superando por tres veces al icónico Salto del Ángel en Venezuela.
El fenómeno se genera gracias a una diferencia en la temperatura y densidad del agua. El agua fría y densa del Mar de Groenlandia desciende rápidamente por debajo de las aguas cálidas del Atlántico, creando un flujo masivo que transporta 5 millones de metros cúbicos de agua por segundo, cifra que deja atrás al caudal de las Cataratas del Niágara en su punto máximo.
Esta cascada submarina, formada en la dorsal submarina de Groenlandia, no solo es impresionante por su magnitud, sino que desempeña un papel crucial en el equilibrio climático global. Su contribución al intercambio termohalino, parte de la llamada “cinta transportadora oceánica”, regula la circulación de calor y nutrientes, influenciando los climas polar y tropical.
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Sin embargo, este sistema natural enfrenta una amenaza creciente debido al cambio climático. El acelerado deshielo de Groenlandia está liberando grandes volúmenes de agua dulce, lo que podría interrumpir el intercambio termohalino. Esto tendría efectos catastróficos en el clima de regiones como Europa y América del Norte, además de impactar la biodiversidad marina.
A pesar de su relevancia, la Catarata del Estrecho de Dinamarca sigue siendo poco conocida fuera del ámbito científico. Su inaccesibilidad y las profundidades extremas dificultan su estudio. No obstante, los avances en tecnologías de monitoreo submarino han permitido a los investigadores mapear su flujo y comprender mejor este gigante oculto.
Fuente: Infobae
Foto: Nuestro clima