Una expedición liderada por Richard Branson y Fabien Cousteau desentraña secretos geológicos y trágicas evidencias humanas en el fondo del Gran Agujero Azul de Belice.
MIRÁ TAMBIÉN | Forlán debutará como tenista en el Challenger de Montevideo
En el corazón del mar Caribe, frente a las costas de Belice, yace el enigmático Gran Agujero Azul, un sumidero submarino de 300 metros de diámetro y 125 metros de profundidad. Este sitio, conocido en lengua maya como Taam ja’, no solo es una maravilla natural por su tamaño y ubicación dentro de la Barrera de Arrecifes de Belice, sino también por los misterios que guarda en su fondo, explorado por primera vez en los años 60 por el legendario oceanógrafo Jacques Cousteau.
En 2018, el empresario Richard Branson y el explorador Fabien Cousteau, nieto de Cousteau, encabezaron una expedición al fondo de esta gigantesca formación utilizando tecnología avanzada de buceo. Su misión: explorar sus capas geológicas y documentar cualquier rastro de vida o elemento histórico que pudiera encontrarse en su interior. Lo que hallaron sorprendió a la comunidad científica y a los propios exploradores: además de estalactitas en las paredes de las cavernas sumergidas, pruebas de que el agujero fue una cueva seca en la prehistoria, descubrieron restos modernos, incluido un impactante hallazgo.
MIRÁ TAMBIÉN | ¿En qué ciudades de Estados Unidos se habla más español que inglés?
A medida que descendían, los exploradores se encontraron con una densa capa de sulfuro de hidrógeno que bloquea la luz y limita la vida marina. Pero en el fondo del sumidero, en un estado casi intacto, encontraron restos de buzos humanos, una cámara GoPro y una botella de vidrio, señal de que la huella humana ha alcanzado incluso las profundidades más remotas del océano. Los cuerpos hallados no fueron removidos por respeto a las víctimas y en recordatorio de los riesgos que implica la exploración submarina.
Este sumidero, que forma parte de la segunda barrera de coral más grande del mundo, es un recordatorio de la riqueza y vulnerabilidad de los ecosistemas marinos, así como de los efectos de la actividad humana en el océano. La expedición no solo permitió entender mejor la formación y estructura del Gran Agujero Azul, sino que también destacó el problema de la contaminación en los lugares más insospechados de nuestro planeta.
Fuente: Infobae
Foto: Infobae (Captura de pantalla)