Con 15 metros de largo y un poderoso mensaje ambiental, la obra de Dong Shubing, ubicada en el desierto de Gobi, invita a reflexionar sobre la relación entre la humanidad y la naturaleza.
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En medio del vasto paisaje del desierto de Gobi, una monumental escultura de un bebé dormido emerge de la tierra como un símbolo de esperanza y conexión con la naturaleza. El hijo de la Tierra, creada por el artista chino Dong Shubing, mide 15 metros de largo por 9 de alto y fue terminada en 2021. Su imponente figura, hecha de piedra arenisca, parece fusionarse con el terreno gracias al color marrón rojizo que simula el nacimiento de la obra directamente desde el suelo.
Ubicada en Guazhou, provincia de Gansu, esta escultura busca transmitir un mensaje claro: la humanidad proviene de la tierra y depende de ella para sobrevivir. Con este propósito, Dong Shubing ha plasmado en su obra una invitación a cuidar y respetar nuestro planeta. Para lograr este diseño tan realista y simbólico, el artista empleó técnicas de escaneo tridimensional, las cuales permitieron modelar cada detalle antes de tallar los bloques de piedra que componen la figura completa.
Dong Shubing, nacido en Xinjiang en 1968, es uno de los escultores contemporáneos más destacados de China. Profesor y decano del departamento de escultura en la Academia de Artes y Diseño de la Universidad de Tsinghua, Shubing cuenta con una trayectoria impresionante que incluye más de 100 exposiciones individuales y colectivas. Además, es miembro de la Sociedad de Escultura de China y del Comité Profesional de Escultura de la Sociedad de Artes y Oficios de su país.
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Su obra El hijo de la Tierra combina su destreza artística con un mensaje ecológico que trasciende fronteras. Más allá de ser una simple escultura, es un llamado a reconectar con los orígenes y a tomar conciencia sobre la importancia de preservar el medioambiente.
El desierto de Gobi, que se extiende entre el norte de China y el sur de Mongolia, es un lugar lleno de historia y significados. Conocido por sus paisajes áridos y rocosos, este vasto territorio también es un importante yacimiento paleontológico donde se han encontrado fósiles de mamíferos prehistóricos, huevos de dinosaurio y utensilios de piedra.
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Este entorno único aporta una dimensión adicional a la obra de Shubing, reforzando la conexión entre el arte, la naturaleza y el tiempo. La elección del Gobi como escenario para El hijo de la Tierra subraya el vínculo entre el pasado, el presente y el futuro de nuestro planeta.
El hijo de la Tierra no solo destaca por su tamaño o técnica, sino también por el mensaje universal que representa. En un mundo donde los desafíos ambientales son cada vez mayores, esta escultura invita a reflexionar sobre el impacto de nuestras acciones y la necesidad de proteger la tierra que nos da vida.
Fuente y foto: Billiken