El telescopio espacial James Webb de la NASA ha captado imágenes impresionantes de galaxias gigantescas, conocidas como monstruos celestiales, que datan de los primeros momentos del universo, desafiando las teorías actuales sobre su formación gradual.
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Un nuevo hito en la exploración espacial ha sido alcanzado gracias al telescopio espacial James Webb de la NASA. Este instrumento avanzado ha permitido a los astrónomos observar galaxias gigantescas, denominadas monstruos celestiales, que existieron en los albores del universo. Equipado con tecnología infrarroja, el James Webb puede penetrar las densas nubes de polvo y gas que ocultan la vista de otros telescopios, revelando así objetos cósmicos antes invisibles.
El descubrimiento se centró en GN-z11, una de las galaxias más distantes conocidas, ubicada a 13.300 millones de años luz de la Tierra. Los datos recopilados por el James Webb revelaron la presencia de estrellas masivas en proto-cúmulos globulares, formaciones estelares que emergieron tan solo 440 millones de años después del Big Bang.
La profesora Corinne Charbonnel, del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias de la UNIGE, destacó la importancia del hallazgo: «Hoy, gracias a los datos del James Webb, creemos haber encontrado indicios de la presencia de estas extraordinarias estrellas». Este descubrimiento desafía las teorías establecidas sobre la formación gradual de galaxias, sugiriendo que el proceso pudo haber sido mucho más rápido y dinámico de lo que se pensaba.
Las galaxias detectadas por el James Webb son entre 5.000 y 10.000 veces más masivas que la Vía Láctea y albergan estrellas hasta cinco veces más calientes que nuestro Sol, proporcionando nuevas perspectivas sobre la evolución temprana del cosmos.
Fuente: TN
Foto: El Heraldo de México
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