El uso compulsivo del celular ya es considerado un consumo problemático. Expertos advierten sobre sus efectos físicos y emocionales, y brindan recomendaciones para reducir la dependencia, especialmente en las infancias.
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La dependencia a los dispositivos móviles es una problemática cada vez más frecuente y silenciosa que afecta principalmente a jóvenes y niños. Especialistas ya catalogan este fenómeno dentro de los llamados “nuevos consumos problemáticos”, donde se incluyen adicciones como la ludopatía digital, el pantallismo y la nomofobia: el miedo irracional a estar sin el celular, a olvidarlo o a quedarse sin conexión.
Según el profesional de la salud Zelaya Conti, estos trastornos generan consecuencias reales en el cuerpo y la mente: insomnio, ansiedad, depresión, angustia y una constante necesidad de validación. “Es común escuchar entre los jóvenes frases como ‘me clavan el visto’, lo que genera angustia al no recibir una respuesta inmediata. A esto se suman síntomas físicos como dolor en el pecho, respiración agitada, sudoración o mareos”, explicó.
Esta hiperconexión constante impacta de lleno en la autoestima, generando inseguridad y baja confianza, sobre todo en personas con rasgos perfeccionistas. Para combatir este ciclo de dependencia, Conti sugiere medidas simples pero efectivas: establecer límites de tiempo frente a las pantallas, desactivar notificaciones innecesarias, desinstalar aplicaciones que generan distracción y dejar de usar el celular como despertador, optando por los clásicos a pila.
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También se aconseja realizar caminatas o actividades al aire libre sin el celular. “Salir a caminar sin el dispositivo nos ayuda a despegarnos emocionalmente. Si hacemos senderismo o trekking sin el teléfono, nos entrenamos para no depender de él”, agregó.
En cuanto a las infancias, el especialista recomienda retrasar el acceso al celular hasta al menos los 12 años, para prevenir problemas de atención provocados por el multitasking. Subrayó la necesidad de un uso acompañado y consciente por parte de los adultos. “No es adecuado regalar un smartphone a un niño de ocho o nueve años. Debe haber horarios acordados con los padres y nunca dormir con el celular junto a la cama”.
La creciente digitalización plantea desafíos urgentes para la salud mental y emocional. El abordaje de estas nuevas adicciones debe ser integral, con la intervención de profesionales y la participación activa de las familias.
Fuente: Noticias Argentinas
Foto: Archivo