Las Salinas Grandes, ubicadas a 180 kilómetros al norte de Córdoba capital, son un desierto de sal que se extiende por 200 mil hectáreas, deslumbrando con sus mágicos amaneceres y atardeceres. Este impresionante paisaje, que se comparte entre cuatro provincias—Córdoba, La Rioja, Catamarca y Santiago del Estero—, se ha convertido en una Reserva Natural de Usos Múltiples para proteger su rica biodiversidad y los minerales que forman su base.
La belleza natural de las Salinas Grandes radica en su singularidad. Con el sol reflejándose en la blancura de la sal, el lugar ofrece panorámicas sobrecogedoras que cautivan tanto a fotógrafos como a amantes de la naturaleza.
Este rincón poco conocido está alejado de las rutas turísticas tradicionales y es especialmente atractivo en verano, cuando las aguas inundan la superficie, creando un espectacular efecto espejo que refleja flamencos y otras aves migratorias.
MIRÁ TAMBIÉN: El agua con gas y sus beneficios para la salud
Además de los deslumbrantes atardeceres, las Salinas Grandes son ideales para el astroturismo. En este entorno libre de contaminación lumínica, las noches estrelladas permiten disfrutar de actividades relacionadas con la astronomía, haciendo de este un destino atractivo para quienes buscan experiencias únicas en la naturaleza.
El área alberga una rica fauna, incluyendo mamíferos como guanacos y gatos monteses, así como una variedad de reptiles y aves, como la monjita de las salinas y los flamencos. La flora se manifiesta en “islas” de vegetación, donde se encuentran quebrachos y algarrobos, proporcionando refugio a la vida silvestre.
Para llegar a este oasis, se debe tomar la Ruta Nacional 9 hacia el norte, desviándose a la Ruta Nacional 60. El acceso a las Salinas se realiza por un camino de tierra de 12 kilómetros, donde es recomendable hacer base en San José de las Salinas. Por motivos de conservación, el acceso en vehículos está restringido dentro de las salinas.
Fuente: TN.