El presidente de Bolivia, Luis Arce, ordenó este miércoles el desbloqueo de la carretera que conecta La Paz con Cochabamba, tras diez días de protestas organizadas por sectores afines a Evo Morales. La medida apunta a aliviar los efectos del conflicto que ya impacta a la población.
Desde la Casa de Gobierno, Arce justificó la decisión por “el clamoroso pedido del pueblo boliviano” y aseguró que el operativo se extenderá a otras rutas troncales del país. La protesta, liderada por campesinos leales a Morales, busca forzar su candidatura presidencial.
Evo Morales respondió con dureza. Desde la emisora Kawsachun Coca, advirtió que la represión “generará una mayor rebelión y sublevación ante el Gobierno”. Además, denunció la “criminalización de la protesta” y acusó al oficialismo de proscribir partidos opositores.
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El sector más tenso de la jornada fue Parotani, a 40 kilómetros de Cochabamba, donde la Policía y el Ejército utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes. Luego despejaron la ruta, retirando piedras y escombros.
Arce lamentó los “actos vandálicos” y acusó a los seguidores de Morales de intentar derrocar al Gobierno para imponer su candidatura, la cual consideró inconstitucional. El Tribunal Constitucional ya falló contra una nueva postulación de Morales.
El expresidente gobernó Bolivia durante tres periodos y hoy carece de un partido habilitado para participar en los comicios del 17 de agosto. Aun así, sus seguidores mantienen las medidas de fuerza, afectando al comercio, el tránsito y la distribución de alimentos.
La tensión entre ambos líderes del MAS refleja una lucha interna cada vez más violenta, con consecuencias directas para la estabilidad política y económica del país.
Fuente: DW.
Imagen: Claudia Morales/REUTERS.