En una modesta vivienda de adobe en San Miguel de Tucumán, el creador de la bandera argentina pasó sus últimos años. Hoy, el solar histórico rescata su vida austera, sus batallas y su compromiso con la educación.
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En una sencilla casa ubicada sobre la avenida Bernabé Aráoz al 600, en la ciudad de San Miguel de Tucumán, se conserva la memoria íntima del general Manuel Belgrano, prócer fundamental en la gesta de la independencia argentina. Allí, donde hoy funciona el solar histórico conocido como Casa Belgraniana, se recrea el único hogar que Belgrano adquirió en vida y donde residió por más tiempo, tras sus años en Buenos Aires.
La vivienda de adobe, con techos de paja y paredes blancas, representa mucho más que una reconstrucción: es el símbolo de la vida austera de un hombre que rechazó honores y destinó los premios por sus triunfos militares a la fundación de escuelas. La Batalla de Tucumán, librada el 24 de septiembre de 1812, fue uno de los hitos de su carrera y determinante en la lucha contra el dominio español.
El predio, recreado por iniciativa del Instituto Belgraniano y la Municipalidad de Tucumán, fue inaugurado en 2012 para conmemorar los 200 años de aquella victoria. Allí pueden verse objetos significativos: una réplica del sable de Belgrano, banderas patrias, una prensa imprenta móvil, lanzas de los gauchos combatientes y hasta billetes y estampillas con su rostro.
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Manuel Belgrano residió en Tucumán entre 1816 y 1820, tras ser nombrado por segunda vez jefe del Ejército del Norte. La casa, entonces ubicada en la actual Plaza Belgrano, fue donada por el Cabildo local en reconocimiento a sus servicios. Desde ese rincón rural, Belgrano organizó a sus tropas, cultivó alimentos para el ejército y hasta vivió sus últimos días antes de regresar a Buenos Aires, donde fallecería en la pobreza el 20 de junio de 1820.
El recorrido por el solar revela también su faceta más humana: su devoción a la Virgen de la Merced, los vínculos amorosos con Josefa Ezcurra y Dolores Helguero, y los destinos de sus hijos Pedro Pablo y Manuela Mónica. Esta última es antecesora directa del actual presidente del Instituto Belgraniano, Manuel Belgrano.
La Casa Belgraniana no solo preserva la memoria del creador de la bandera argentina, sino que pone en valor la dimensión íntima, silenciosa y profundamente humana de uno de los padres fundadores de la nación. Un lugar que permite recordar que la independencia también se forjó desde la humildad.
Fuente y foto: Infobae