En su discurso Jones se dirigió al escaso publico integrado por los referentes de las distintas cabañas y aquellos que a la distancia pudieron apreciarlo por internet:
Nos es profundamente grato arribar a este momento en esta tarde. Estamos realizando nuestra Exposición número 95 y sentimos que hoy nos acompañan todos aquellos que han
trabajado durante todos estos largos años. Nuestra pista, que lleva el nombre del reconocido cabañero y miembro de la institución Ivor Hughes, es un lugar con jerarquía y reconocimiento en cualquier ámbito donde se hable de ovejas, y eso es producto del trabajo de casi un siglo de hombres y
mujeres comprometidos con la vida rural y con nuestra institución.
Nos enorgullece el hecho de poder garantizar este espacio tan necesario, en particular para los cabañeros dedicados a producir genética, y para todo el sector en general. Nuestra exposición ha evolucionado en estos 95 años desde ser un evento fuertemente comercial en sus principios, a ser hoy
además, una herramienta de difusión y publicidad del trabajo de las cabañas, hecho que ha logrado llevar la genética Merino desde nuestra región a latitudes muy distantes. Entre todos hemos hecho crecer con trabajo y seriedad el prestigio de nuestra cita y eso la ha transformado en una plaza ineludible para todos los cabañeros con deseos de mostrar su trabajo.
Para esta ocasión especial, por cumplir 95 años, teníamos planes también especiales. Preveíamos una exposición reviviendo el espíritu comercial de otras épocas, pero las circunstancias de cuarentena nos han impedido la planificación y el trabajo necesario. Los tiempos y las circunstancias nos imponen la obligación de pensar y poner en práctica alternativas que permitan la realización exitosa de la exposición. Para ello hemos creado el catálogo digital de animales inscriptos y lo hemos publicado de
manera abierta y anticipada, estamos transmitiendo en vivo a través de nuestra página web y del sitio elRural.com, y hemos puesto en funcionamiento un sistema de ventas con preofertas, con posibilidad de participar de las ventas tanto presencialmente como de manera telefónica.
Nos enorgullece también tener un equipo valioso de jóvenes trabajando en la admisión, la jura y el remate, lo que le da garantía de continuidad a este evento tan característico de nuestra ciudad y nuestra región. A nadie escapa que hemos vivido un año de excepción, que no tenemos registro de circunstancias tan extraordinarias, que la humanidad toda ingreso en un laberinto desconocido y que
estamos tratando de encontrar una salida sin saber aún como proseguirá nuestra vida individual y colectiva, y cómo se repondrá la sociedad toda ante el fenómeno COVID.
Hemos descubierto los inmensos héroes cotidianos, aquellos que aun a riesgo de su salud, cumplieron con su profesión y se jugaron en favor de los pacientes, los enfermos y la vida de la gente. Vaya desde aquí, el reconocimiento expreso a todo el personal de salud, que honra su profesión poniendo en juego su vida y muestra que la dignidad en la vocación y su ejercicio es un bien para toda la sociedad.
También en nuestra actividad tuvimos nuestros héroes cotidianos que siguieron trabajando y readaptando sus tareas a la par nuestra. Los camioneros, esquiladores, comparsas, constructores, mecánicos, personal de SENASA, de los Juzgados de Paz, los policías, y la lista es interminable. Todos dieron muestras de entereza para seguir haciendo, y no parar la rueda de la producción.
También reconocemos a la Subsecretaria de Ganadería Verónica Iannini, que con su incansable tarea permitió resolver de manera práctica, sin horarios ni fines de semana, todos los permisos de
circulación que solicitamos desde nuestra Rural. En este contexto, en esta exposición atípica pero sometida a los parámetros de lo posible y adecuada a lo que impone la realidad, es complejo hablar de los temas productivos. Pero es necesario, el campo no es indiferente al proceso inflacionario que somete a la Argentina, así como tampoco es indiferente a la situación macroeconómica, a las crisis cambiarias, al marco social y de pobreza estructural que nos rodea, y a la especial situación que enfrenta la provincia en cuanto al cumplimiento de las obligaciones del estado, no solo en salarios, sino también en
proveedores.
Ese combo ha puesto dramáticamente sobre la mesa el financiamiento del gasto público y la necesidad de cerrar el déficit fiscal de la Provincia y de la Nación. Debemos en consecuencia tomar nota de que gastar más de lo que se recauda es insostenible en el tiempo y el propio peso de la realidad lo
demuestra. Se ha abierto en la sociedad una discusión superficial sobre el precio de los alimentos, y se pretende imponer la idea de que es el productor primario quien los encarece. Desde esta entidad nos
sumamos al debate. La presión fiscal en todos los eslabones de la cadena es el problema. El estado, que solo es socio en las ganancias, se lleva en impuestos y sin arriesgar nada, más que
cualquiera de los involucrados. Hasta tanto no se revea la presión fiscal sobre la producción de alimentos, la discusión sobre el valor de los mismos será una discusión sin destino.
El invierno que pasó fue duro en toda la Patagonia. Con nevadas extraordinarias fue muy difícil repuntar animales y hacer llegar provisiones y alimento a los campos debido, además, a las restricciones para la circulación impuestas en ese momento. El invierno nevador mató hacienda en muchos lugares, a la vez
que nos hacía pensar en una temporada estival con buen agua y oferta forrajera, pero la primavera seca y ventosa cambió la perspectiva y tenemos, por el contrario, una temporada con un marcado déficit hídrico que en muchos lugares llega ya a un 20% inferior al promedio histórico. Hay problemas con aguadas que se están secando, zonas con tucura en los mallines, y campos teniendo que achicar la majada por lo tanto.
De todas maneras, nada que no hayamos enfrentado antes. Son los riesgos que tiene la producción y hay que asumirlos como tales. El problema es el contexto, cuando a los riesgos propios de la producción se le agregan otros como si fueran, pero no lo son. La inflación, los impuestos, el valor del dólar, los malos caminos, las usurpaciones, la falta de escuelas e internet en el interior, no debieran ser variables de ajuste para el productor.
La falta de reglas claras afecta más al negocio del productor que una nevada de un metro, o la tucura o la sequía. Aunque no debiera, siempre es necesario recordar quienes son los productores del Chubut. Alrededor de 3500 entre laneros, vaqueros y chacareros pueblan de manera soberana el interior
de nuestra Provincia. Cerca del 90% de los productores laneros tienen menos de 3500 ovejas, y ese número es el que recién permite tener una rentabilidad positiva. Hablamos entonces, cuando hablamos de ovejas, de una economía regional llevada adelante por cientos de pequeños productores.
Sobre fin de año el Gobierno Nacional, mediante el Decreto 1060/20 del Ministerio de Agroindustria, publicó la baja de los derechos de exportación para varias economías regionales. Este hecho fue recibido con beneplácito en un documento firmado por varios gobiernos provinciales incluido el de nuestra
Provincia. Llamativamente la lana no tuvo la suerte de otras economías regionales. No solo que no se le bajaron las retenciones, sino que se le aumentaron. Vaya a saber en qué escritorio distante se
definió el criterio para esta discriminación.
El Ministro de Producción de Chubut se ha comprometido personalmente esta semana en elevar el reclamo al Gobierno Nacional, así como en la elaboración junto con el resto de las provincias patagónicas de una propuesta de baja gradual del porcentaje de retenciones. Aguardamos los avances de una gestión tan necesaria. Desde hace un par de semanas se ha implementado en nuestra Provincia el Documento Único de Tránsito. Este documento unifica el DTe y la guía en un solo trámite digital. Es una gran noticia y nos gratifica haber sido parte de la iniciativa original hace tres años. Felicitamos al Departamento de Marcas y Señales y a la Subsecretaría de Ganadería y al Ministerio de Producción
por el trabajo realizado.
Estos avances realmente facilitan el trabajo del productor que tiene acceso a internet. Por lo tanto instamos a que el estado siga digitalizando los trámites, y que a la vez equipare las condiciones de conectividad de aquellos muchos que hoy no tienen más que una loma con un poco de señal de celular, de manera que todos puedan utilizar el DUT y tantas otras herramientas que brinda la conectividad.
Nuestra sociedad atraviesa una discusión profunda y polarizada sobre la hipótesis de la explotación minera en la Meseta chubutense. Dentro de esta discusión se propone a la minería como motor del desarrollo de otras actividades como la agropecuaria.
Nos permitimos opinar entonces, y creemos que es un error condicionar el desarrollo agropecuario y la ruralidad de una región a la aprobación de la zonificación minera. El desarrollo agropecuario y la vida rural deben ser un eje de política pública en sí mismo para esa región que ha perdido su stock de hacienda y que cada vez tiene menos población. El mismo esfuerzo que se está poniendo desde el Gobierno Provincial y desde el Gobierno Nacional para lograr la zonificación minera, debe ser puesto para reconvertir la situación productiva de las zonas más olvidadas del interior provincial. Esto debe hacerse de manera urgente y sin condicionantes. Aquellos productores no solo lo necesitan, si no
que lo merecen.
Por otra parte y sobre el mismo tema, remarcamos algo que ya hemos dicho muchas veces. La reestructuración del funcionamiento, los roles y el tamaño del estado es una necesidad insoslayable en nuestra provincia. Ninguna fuente extraordinaria de ingresos, como el impuesto al viento, las regalías mineras o la renta hídrica, nos van a llevar a un destino distinto del actual hasta tanto no discutamos en serio el funcionamiento del estado. Para muestra de ésto tenemos más de 80 años de regalías petroleras y el estado sin recursos para pagar los sueldos.
La bandera que flamea en nuestro mástil es una bandera de fieltro hecha por el equipo de la Fundación Manos Patagónicas. Esta Fundación, que dá trabajo a personas con problemas de inserción laboral, nació y crece día a día acompañada por la Sociedad Rural Esquel. La materia prima que utilizan es agua,
jabón y lana Merino, emblema de nuestra región. Sus manos laboriosas transforman materia en símbolo. Esta misma bandera recorrió el mundo en las manos de nuestro atleta Lalo Ríos,
quien la llevó consigo al mundial de trail de Polonia en 2018. Hoy, esta bandera acompaña nuestros 95 años de Exposición, y es símbolo de soberanía, y además es símbolo de trabajo, de ruralidad, de sacrificio y de convicción.
Si todos hacemos una acción que beneficie al de al lado, no hay dudas de que el destino que soñamos está al alcance de nuestras manos. Esta bandera nos lo demuestra. A todo aquél que críe un cordero o que plante un árbol, al que tome la pala para hacer un canal y llevar el agua, al que siembre
una semilla, al que ensille un caballo para recorrer o dé arranque a un tractor por la mañana… a todo aquél que sienta que la tierra y el trabajo lo levantan y lo dignifican cada día, le decimos que la
Rural de Esquel tiene un espacio para él. Estamos atentos día a día de los problemas que los preocupan, y trabajamos para que el campo de nuestra región se desarrolle y ocupe el lugar que merece en función de su historia de sacrificio y entrega.
