En el Día Mundial del Gin, bartenders destacan cómo este destilado dejó de ser base neutra para asumir un rol estelar, construyendo tragos que respetan y resaltan sus perfiles botánicos.
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El gin ya no es un segundo plano en la coctelería actual: se lo escucha, interpreta y convierte en el alma de cada creación. Según Seba García (Presidente Bar y Nobel), “un cóctel con gin se arma desde el perfil del destilado, no desde el decorado” —resaltando que el bartender ya no cubre al gin, lo realza.
Existen dos vertientes de gin en auge: el London Dry tradicional, con predominio de enebro y toques cítricos; y los gins más botánicos y herbales, que incorporan frescura mediante pepino y vegetales. Estos gins contemporáneos redefinen las reglas del cóctel desde su propia identidad.
Florentina Blanco (Boticario) apuesta por un Old Tom con 10 hierbas y dulzor, ideal para cócteles como el Bee’s Knees, mientras que Gastón Alegrini (Gordo Chanta) elabora dos gins a medida en Rotavapor: un gin seco para Dry Martini, Gibson o Bohemian, y otro herbáceo-floral para un Gimlet cítrico —la versatilidad al servicio de la narración en copa.
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El gin contemporáneo se refleja también en técnicas refinadas: shrubs, cordiales caseros, salmueras, clarificación y fat‑washing permiten dotar a los tragos de textura, frescura y presencia, sin opacar al destilado. La maceración con ingredientes frescos y de estación añade firmas únicas a cada barra.
El clásico Gin Tonic sigue vigente, pero la oferta se amplió: French 75, Gin Rickey, Hanky Panky y versiones locales como el “euskal spicy gimlet” de Fuoco (Sagardi) demuestran que el gin se convirtió en vehículo de innovación.
Fuente: Infobae
Foto: Archivo