Siete vasijas de cerámica con restos humanos fueron encontradas entre las raíces de un árbol caído en Fonte Boa, Brasil. El descubrimiento abre nuevas preguntas sobre las antiguas culturas amazónicas.
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Un hallazgo arqueológico conmocionó a la comunidad científica en la Amazonia brasileña: siete urnas funerarias milenarias fueron descubiertas accidentalmente en Fonte Boa, una región remota del estado de Amazonas, luego de que un enorme árbol se derrumbara y dejara al descubierto los objetos entre sus raíces.
El descubrimiento, liderado por arqueólogos del Instituto Mamirauá, ocurrió en junio y fue impulsado por pescadores locales que advirtieron la presencia de las vasijas tras la caída del árbol. Las excavaciones confirmaron que las urnas, de casi un metro de diámetro y 350 kilos de peso, contenían huesos humanos y se encontraban en una zona arqueológica conocida como lago Cochila, cerca del río Solimões Medio.
Según los especialistas, estas urnas no se corresponden con ninguna de las tradiciones cerámicas conocidas en la región, como Pocó-Açutuba, Borda Incisa o la cerámica policromada, lo que sugiere que podrían pertenecer a un estilo hasta ahora no documentado. A diferencia de otros hallazgos, las urnas carecen de tapas cerámicas y presentan formas más redondeadas.
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La cerámica amazónica ha perdurado a través del tiempo gracias a su resistencia en ambientes húmedos, lo que la convierte en una fuente clave para entender las prácticas funerarias indígenas. En este caso, los arqueólogos creen que las urnas formaban parte de un ritual de segunda sepultura, en el que los cuerpos eran descompuestos previamente mediante entierro, inmersión o cremación, antes de que los huesos fueran cuidadosamente depositados en recipientes.
Una de las interrogantes más llamativas es cómo pudo crecer un árbol sobre estas vasijas sin romperlas. Los expertos sugieren que el árbol habría germinado después del abandono del lugar por sus habitantes y que sus raíces crecieron hacia las urnas atraídas por los nutrientes presentes en los restos óseos.
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La comunidad local fue clave en la conservación y excavación de las urnas, colaborando con arqueólogos para desarrollar estructuras de extracción y organizar el trabajo de campo. Ahora, los investigadores trabajan en la limpieza y análisis del material para datar los restos mediante carbono 14 y conocer más sobre la cultura que realizó estos entierros.
Este hallazgo no solo revela nuevas pistas sobre el pasado de la Amazonia, sino también la importancia del conocimiento y el interés comunitario en la protección del patrimonio arqueológico. Los científicos destacan que, sin la intervención de los pescadores de Fonte Boa, este fragmento milenario de historia habría permanecido enterrado e ignorado.
Fuente y foto: National Geographic