Tras el derrocamiento de Bashar al-Assad, miles de sirios se reunieron en la Mezquita Omeya y plazas públicas para celebrar el inicio de una nueva era en el país, marcada por la promesa de libertad y justicia.
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La histórica Mezquita Omeya de Damasco se convirtió este viernes en el epicentro de las celebraciones por el fin de medio siglo de régimen autoritario en Siria, tras el derrocamiento del presidente Bashar al-Assad. Miles de ciudadanos acudieron al lugar y a otras plazas principales del país, llenos de júbilo y esperanza por el amanecer de una nueva etapa política.
El primer ministro interino pronunció un emotivo sermón en el que destacó la llegada de una era de “libertad, dignidad y justicia” para Siria. Este discurso, cargado de simbolismo, marcó el inicio de las primeras oraciones del viernes realizadas en libertad tras la caída del régimen.
Mientras tanto, en el ámbito internacional, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se reunió con aliados en Irak, Jordania y Turquía, reiterando la necesidad de establecer un gobierno interino “inclusivo y no sectario” en Siria. Aunque Estados Unidos no ha entablado conversaciones directas con los nuevos gobernantes, el apoyo internacional será crucial para consolidar esta transición.
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Entre los líderes insurgentes, Ahmad al-Sharaa, conocido como Abu Mohammed al-Golani y líder del grupo HTS, felicitó al pueblo sirio por lo que calificó como una «bendita revolución». En un mensaje en video, pidió a los ciudadanos celebrar en paz y trabajar en la reconstrucción del país, enfatizando la unidad nacional.
Este nuevo capítulo, sin embargo, plantea desafíos significativos. HTS, que sigue siendo catalogado como grupo terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, promete distanciarse de su pasado extremista mientras se presenta como un actor clave en el futuro de Siria.
Fuente y foto: AP